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¿En qué se parece un periodista a un viajero del futuro?

Tiempo de lectura: 2 minutos

Cada 2 de febrero en Punxsutawney, Pensilvania, una marmota se convierte en la protagonista de un ritual meteorológico conocido como Groundhog Day. Según la creencia, si al salir de su madriguera la marmota no ve su sombra por ser un día nublado, dejará la madriguera, lo cual significa que el invierno terminará pronto. Por el contrario, si la marmota «ve su sombra» por ser un día soleado y se mete de nuevo en la madriguera, indicando que el invierno durará seis semanas más.

A pesar de ser un método poco confiable para predecir la duración del invierno (acierta menos del 40% de las veces), el evento reúne año con año a cientos de aficionados y periodistas que dan cobertura a esta curiosa tradición.

Pero, si ni siquiera es certera en su predicción ¿qué vuelve a esta tradición tan mediática y atractiva?

Más que una simple anécdota, Groundhog Day revela una verdad fundamental sobre la naturaleza humana: preferimos escuchar una buena historia. La predicción del futuro, ya sea el clima o tendencias económicas, suele encontrarse envuelta en datos, gráficos y modelos complejos. Pero lo que realmente nos atrae y nos ayuda a comprender son las narrativas.

Por eso, la labor de un viajero del futuro (o de cualquier mortal que intente predecir, diseñar o transformar el futuro de su organización, emprendimiento o proyecto personal) tiene mucho en común con la de un periodista: ambos trabajan en el arte de contar historias, aunque desde ángulos diferentes. Mientras que el periodista se enfoca en narrar hechos, sucesos y realidades en un contexto temporal concreto, el diseñador de futuros emplea su creatividad para explorar escenarios futuros posibles. 

Esto lo aprendí de una plática entre Stuart Candy (Carnegie Mellon University) Matt Thompson (The New York Times). En ella, compartían un modelo en tres niveles para predecir y diseñar el futuro.

1. Hechos: analizar lo que está sucediendo hoy. ¿De qué manera cambia el mundo?

2. Posibilidades: monitorear la evolución de estos hechos y calcular las distintas perspectivas.

3. Impacto: analizar las implicaciones que la evolución de los hechos actuales podría tener en el futuro para la sociedad, las personas, los países o el contexto en general.

 

Este modelo me funciona, más que como un oráculo, como un mapa de posibilidades que pone las noticias de hoy (las objetivas y las amarillistas) en perspectiva para reflexionar sobre el futuro que queremos construir. 

Si te interesa el tema, te invito a visitar la zona de miembros donde compartiré ejemplos prácticos para llevarlo a la realidad.

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Esteban Sahagún

Esteban Sahagún

Director de inteligencia en RedBox y autor en Inspiración para crear.
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