Tenemos una inclinación natural a relacionar el alto rendimiento con dar nuestro 100 %.
No me malinterpreten. Dar lo mejor de nosotros es importante.
El problema es cuando creemos que los resultados son proporcionales a nuestro esfuerzo y deseo.
La realidad es que el alto rendimiento tiene que ver más con la optimización y la constancia.
Darlo todo no sirve de nada si no te queda nada de fuerza para terminar y ganar la carrera.
Por ejemplo, Carl Lewis.
Ex velocista y ganador de 10 medallas olímpicas (9 de oro, 1 de plata) que siempre dejó asombrados a competidores, entrenadores y espectadores.

Al principio de cada carrera, siempre parecía que iba a perder.
Pero al final, se las arreglaba para terminar en primer lugar, muy por delante de la competencia. De ahí su apodo «The Master Finisher«.
Su estrategia era contraria a lo que nos enseñan a hacer.
Cuando se estudia su movimiento y esfuerzo vs a otros velocistas, es evidente que los demás tienen un comienzo más fuerte.
Pero al final, están tan agotados que empiezan a desacelerar.
Lewis, en cambio, se mantiene tranquilo, fluido y relajado durante toda la carrera.
Puede parecer que corre más fuerte y más rápido hacia el final, pero en realidad está corriendo al mismo ritmo constante con el que empezó.
A esto se le conoce como la regla del 85%. Sentir la presión de tener que rendir al 100% puede llevarnos a paralizarnos, llegar a un burnout y a no utilizar nuestra energía de forma inteligente.
Al correr constantemente al 85% de su capacidad, Lewis era más rápido porque estaba relajado y, por lo tanto, era capaz de optimizar su fuerza de la manera correcta a lo largo de la carrera.

Constancia > Intensidad

Cuando empezamos un nuevo proyecto o hábito, es fácil dejarse llevar por el hype del momento.
Pero la intensidad y la emoción inicial no te llevarán a cruzar la meta. La constancia lo hará.
Tómate tu tiempo. Crea un sistema sostenible en el que puedas prosperar. Sé inteligente con los recursos que inviertes y piensa a largo plazo.
Flow > Fuerza
Presionarnos demasiado y sentir que debemos estar siempre al 100% puede paralizarnos. El estrés puede hacer que pensemos demasiado y que nos quebremos bajo presión.
Al rendir al 85%, alivias la presión y te vuelves mucho más flexible y relajado, lo que naturalmente te llevará a un estado de flujo superior. Es entonces cuando rendimos al máximo.
La primera vez que oí hablar de la Regla del 85% fue en una entrevista de Tim Ferris con el actor Hugh Jackman que puedes escuchar aquí. Vale la pena escuchar toda la conversación.
¿Tú qué opinas?