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En defensa de una vida no optimizada

Tiempo de lectura: 4 minutos

Todo se puede mejorar, pero eso no significa que debamos hacerlo. Dejar las cosas en paz cuando ya están en un nivel suficientemente bueno no es una señal de mediocridad, sino una muestra de salud mental. Esforzarse por optimizar cada aspecto de nuestra existencia es una forma socialmente aceptada de ser completamente infeliz. No aspires a una vida óptima, aspira a una vida suficientemente buena.

 

Aunque algunos argumentan que la optimización es esencial para el crecimiento personal y el desarrollo individual, es importante tener en cuenta que también tiene costos ocultos. Dedicar tiempo y energía de forma desproporcionada en busca de la excelencia absoluta es insostenible.

 

No es necesario aprovechar al máximo cada minuto de un viaje para disfrutarlo, ni pulir cada detalle de un proyecto que ya cumple su función. Tampoco es necesario comer mejor, hacer más ejercicio o meditar más si ya estás sano. Y por supuesto, no necesitas ser el mejor en el trabajo para crecer profesionalmente, ni tener la casa perfecta para vivir en paz. Lo que necesitas es decidir conscientemente cuáles son las excepciones que vale la pena optimizar, y aspirar a que todo lo demás esté simplemente en un nivel suficiente de satisfacción.

 

Para ayudarte a lograrlo, inventé el mapa de la optimización selectiva, una herramienta diseñada para que los que sufrimos de autoexigencia desmedida logremos recuperar algo de cordura.

El mapa cuenta con dos ejes:

 

El eje vertical es para hacer una lista de elementos de tu vida que requieran tiempo y energía.

 

El eje horizontal es para moderar la autoexigencia y tiene 3 zonas.

 

En el extremo derecho, está la zona de sufrimiento donde reside el “Esclavo de la optimización”. Estos son los obsesionados con optimizar hasta el más mínimo detalle. No te recomiendo este camino, a menos que quieras un certificado de “experto en ansiedad”.

 

En el extremo izquierdo, encontramos el “Despreocupado encantador”. Estos son los amantes del “lo que sea”, los que no le dan importancia a nada y disfrutan de la mediocridad con una sonrisa en la cara. ¡Puede sonar tentador, pero cuidado! Podrías terminar flotando a la deriva sin dirección ni logros tangibles.

 

El equilibrio se encuentra en el centro donde vive el “Amigo de lo suficiente”. Aquí es donde debemos aspirar a estar la mayor parte del tiempo. No hay necesidad de volverse loco tratando de mejorarlo todo, ni de tirarse al valemadrismo.

 

El secreto está en seleccionar sabiamente en qué queremos invertir energía para alcanzar el resultado óptimo y en qué debemos relajarnos, dejarlo tal cual es y aceptar que así como está es suficiente.

 

¿Cómo usar el mapa?

  1. Haz una lista de elementos en tu vida que requieran tiempo y energía. Pueden ser elementos generales o específicos.
  2. Traza una línea punteada que represente el nivel de autoexigencia actual de cada elemento.
  3. Traza una línea sólida que represente el nivel de autoexigencia deseada de cada elemento.
  4. Observa la distancia entre la autoexigencia actual y la deseada y date permiso de moderarla.

 

Aquí un ejemplo con elementos a nivel general:

Aquí otro ejemplo con elementos a nivel específico relacionados al ámbito laboral:

Ahora que has aprendido a usar el mapa, es importante señalar que no es perfecto, existen dos casos en los que no funciona en su versión original.

 

El primer caso es cuando lo que optimizas es algo que te apasiona, en esta situación, la zona de sufrimiento se convierte en zona de disfrute. Por eso, cualquier cosa que te dé alegría y no te haga daño debes optimizarla sin dudarlo. Si te apasiona la música, optimiza tu equipo de audio hasta donde tu presupuesto alcance. Si te da alegría tener tu casa llena de las orquídeas más perfectas de la temporada, hazlo. Lo único en la vida que debes optimizar es aquello que te llene.

El segundo caso es aún más importante: hay elementos en la vida que nunca debes optimizar, como las personas que amas de verdad. Estas personas pertenecen a otro mapa que está completamente fuera de la lógica de la optimización: el mapa del amor incondicional. En este mapa, la única regla es querer a las personas exactamente como son sin intentar cambiarlas y mucho menos optimizarlas. Parece obvio, pero en la práctica a todos se nos olvida. A veces, tratamos de optimizar a nuestros hijos, pareja, familiares o amigos para que se ajusten a nuestras expectativas, y sin querer, les damos en toda la madre.

En un mundo obsesionado con la optimización, es crucial recordar que no todo necesita ser mejorado. Buscar la perfección en cada aspecto de nuestra vida puede llevarnos a la infelicidad. Aprender a valorar lo suficientemente bueno es el camino hacia una vida más plena y satisfactoria. Hasta aquí llega el post porque aunque no es perfecto, creo que está suficientemente bien. Gracias por leerme.

13 comentarios sobre “En defensa de una vida no optimizada

  1. Interesante perspectiva. Me surge la duda del por qué el extremo derecho del nivel de autoexigencia se asume o se plantea como «zona de sufrimiento»

  2. Excelente mapa, reflexión e información. Tienes una gran capacidad de bajar ideas a explicaciones concretas muy grande Mara. Felicidades!!!

  3. Muy atinado y una muy buena herramienta para la mejora de nuestro balance de vida. Felicidades!

  4. Buenisimo, la forma en q lo planteas es tan claro y tan sencillo.
    Sin duda lo aplicare. Me callo como anillo al dedo jaja
    Gracias

  5. Muy importante hacer esta reflexión, a veces nos perdemos en querer hacer todo mejor , olvidando lo verdaderamente valioso.
    Gracias !

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Carlos Álvarez (Mara)

Carlos Álvarez (Mara)

Socio de RedBox y fundador de Inspiración para crear.
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